Mientras medita, Libodio recibe la visita de su padre, muerto mucho tiempo atrás. La imagen ectoplásmica del anciano flota cerca del techo de la habitación. ― Vengo a darte consejo en estos momentos de angustia, hijo mío. Solo escucha y no digas una palabra. Antes de poder pensarlo, como un reflejo instantáneo, Libodio replica retador. ― Pero ¿Porqué? El espectro paterno arde como las llamas de la ira. ―¿ Lo vez ? Nunca me escuchas y haces lo contrario a lo que te digo. ¡Encuentra las respuestas tu mismo! La aparición se desvanece en el aire dejando la habitación en una profunda oscuridad. Desde entonces Libodio pasa las noches en vela, invocando al espíritu de su padre, esperando que alguna vez este regrese para darle su orientación.
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.